martes, 8 de diciembre de 2009

PUTUS INMATURUS III: un nosotros diverso


Así como existen diferentes formas de ser uno mismo, diferentes formas de comportarse, existen también diferentes reacciones. Quizá la más conocida es aquella que enarboló el archiconocido Karl Marx: No se hace sociología solo para conocer al mundo, sino también para transformarlo. Esta consigna pues, se puede aplicar ahora, sin necesidad de seguir los pasos comunistas al pie de la letra. La pregunta es: ¿está bien que seamos así de prejuiciosos con todos esos que son diferentes a nos?
Yo le encuentro dos cosas cuando lo veo desde la lente antropológica: primero, es una consigna moral, es decir, está sujeto al cambio histórico (ya escribí sobre eso), segundo, si intervenimos por esa consigna de cambio (humanista, vanguardista, moralizadora, tradicionalista, lo que sea) estamos imponiendo una forma de vida, una realidad subjetiva sobre como creemos que deben de ser las cosas, en ello el antropólogo estaría pecando de etnocentrista, pasando por alto la relatividad cultural.
Ahora bien tenemos el dilema al frente: intervenir y cambiar o dejar que las cosas sigan su curso (algo así como el lema liberal: dejar hacer, dejar pasar). Yo creo que hay un punto medio entre ambos, y pienso que es la razón por la cual en el Perú aún seguimos estudiando Antropología. Me refiero pues a la concertación para el desarrollo. En todo caso es una forma de entendernos considerando que sea cual sea nuestra ubicación, procedencia, color de piel, creencias, etc. somos uno solo, o como dice Carlos Iván Degregori: ver a los otros como parte de un nosotros diverso.
Es más difícil, dice Clifford Geertz, lograr la proeza de vernos a nosotros mismos entre los otros, como un ejemplo local más de las formas que localmente adopta la vida humana, un caso entre casos, un mundo entre otros mundos, que no la extensión de la mente, sin la que la objetividad es mera autocomplacencia y la tolerancia un fraude.
Gente de bien, si ven un borracho en la calle, allá él con su pan y se lo coma (don Quijote dixit) porque cada uno de nosotros somos incomparables, un caso entre casos… si alguien es un inmaduro ¿Qué nos importa? Porque si alguien ha tomado la decisión de ser lo que es, o lo que quiere ser, es su asunto, debemos respetarlo, tolerarlo; he aquí la verdadera inmadurez, la inmadurez histórica: aquel que no consigue adaptarse al contexto histórico. La intolerancia.
Pero si alguien reconoce que no es como el resto, ayúdalo, así no pecamos contra la moral, porque de eso trata la antropología: saber lo que la comunidad quiere para si misma, y como y de qué forma quiere progresar. Por que, valgan verdades, siempre ha existido la imposición cultural y seguirá existiendo hasta el fin de los tiempos. Pero ahora que lo sabemos, ¿no sería más humanista y más ético concertar, osea dialogar, entendernos entre nosotros, para que esa imposición no sea tan traumática?
NOTA: este artículo de tres partes (hasta ahora) se lo dedico a un grupo de amigos que por diferentes razones hemos sido discriminados

jueves, 3 de diciembre de 2009

PUTTUS INMATURUS II: Habitus y los Jeunes chercheurs


Pierre Bourdieu consideraba que nos movemos en un campo cultural, en el cual nos ubicamos según nuestro capital económico y cultural. El sociólogo lo grafica como un plano cartesiano donde aquellos que tienen estudios superiores y a la vez poseen una empresa o son gente bien, están en un vértice opuesto a aquellos que son pobres y no tienen estudios. Para Bourdieu esta es una forma de categorizar socialmente a la gente, no está establecido en la naturaleza, ni en nuestra psique, sino en nuestra cultura.
Los habitus son esa herramienta que se encarga de categorizar a la gente según su cultura, su posición en el sistema organizativo de gobierno, su dinero y por consiguiente a todo lo anterior, sus gustos. Son un conjunto de prejuicios, un conjunto unitario de elección de bienes materiales y practicas modelos asociados a una clase, estrato social, etc. A cada clase de asociación corresponde un modelo de habitus producidos por los condicionamientos sociales asociados a la condición correspondiente y, a través de estos habitus y de sus capacidades generativas, un conjunto sistemático de bienes y de propiedades, unidos entre sí por una afinidad de estilo (Boudeu: La Distinción, 1979)
Así la forma como comemos y lo que comemos, la música que escuchamos, cómo nos comportamos en diferentes situaciones, etc. están condicionados por los habitus. Y como cada habitus es diferente en cada estrato, en cada grupo, las reacciones y prejuicios también lo son.
Los habitus pues, dentro de lo que estamos tratando, son los que determinan como debemos ser a partir de cierta edad establecida. Y en otras sociedades, con otros habitus diferentes, tienen otra edad establecida y/o comportamiento, otros ritos, otras costumbres, otros prejuicios que lo engloban como maduro.
¿Qué pasa si no cumplimos con las normas establecidos por los habitus? Pues somos victimas de los prejuicios y la sanción del grupo, que va desde castigos directos hasta el rechazo en todas sus formas, que a mi juicio es la más dura de las condenas. Así como en latín Putus Inmaturus es aquel chiquillo que no quiere hacerse adulto, un vándalo de la calle, un Bart Simpson.
¿Y aquellos que si cumplen? Un nerd, el orgullo de sus profesores y de la sociedad, al menos por un tiempo. Y de grandecito parte de los jeunes chercheus, a lo R. Barthes. Ya de adulto… ser inteligente y responsable no significa no ser borracho.

domingo, 29 de noviembre de 2009

PUTTUS INMATURUS I: las categorías sociales

Estaba viviendo los últimos días de mi adolescencia, cuando de repente alguien me dijo, diablos, fue en una de mis últimas clases de Antropología y Género. Bueno ahí entendí q hay diferentes formas de catalogar a la gente que no se comporta como la gran mayoría según sus características generales. Esta es, y estoy completamente convencido, una construcción cultural.
En esa reveladora clase, según diferentes autores que no se me viene a la memoria, tenemos roles de género que nos acomodan dentro de las categorías de la sociedad, así la mujer tiene que comportarse como mujer y el hombre como tal; diferentes por cierto: usar tales ropas de tales colores, peinarse de esta forma, moverse y hacer ademanes de tales intensidades y formas, etc. Los roles están establecidos históricamente, es decir, en el sentido foucaultiano de la palabra, han variado a través de la historia. Nótese por ejemplo que en la edad media un subordinado varón tenía que besar en la boca a su superior también varón, léase sino el Mio Cid, o El Nombre de la Rosa y todas las novelas caballerescas medievales. Han variado pues, y seguirán variando hasta el fin de la humanidad. Para resumir y evitar enrrollos cito a Simone de Behavior: “¿Qué somos las mujeres?, ¿nacemos como tales? No: nacemos como seres humanos y nos convertimos, por motivos históricos, culturales y sociales, en mujeres” lo mismo vale para los varones.
Esto quiere decir que la mujer y el ser humano ha creado los roles, sea cual sea el motivo histórico.
Ahora pues, ¿solo se plica esta cuestión para los problemas de género? Para muchos esto es aplicable para la raza, las clases sociales y los grupos etáreos. Quiero ocuparme ahora de éste último.
En una entrevista Michael Foucault sostenía que la Psicología es una forma de cultura, donde ciertas patologías son comportamientos no compartidos por la gran mayoría “normal” o “sana”. En otras culturas estos comportamientos son parte de procesos, o son comportamientos “normales”. Lo que sucede es que al Piscología ha establecido, basándose en la ética, ciertas formas de comportamiento común entre los seres de la (nuestra) sociedad. Así pues ahora me enfoco en la madurez del adulto: tiene comportarse de determinada manera porque sino aún seguiría siendo un adolescente tardío (creo que como yo, aun lo dudo, la sociedad ejerce una fuerte presión sobre mí), comportamientos tales como orinar en el parque, ser responsable, pasarse la noche leyendo un blog, buscar un trabajo (no estoy contra nada de eso, ¿okey?) nos ubicarían como puttus inmaturus o adultus. O también en proceso de maduración, o alguien que perdió los papeles, etc. En suma, esta categorización vale dentro de nuestra sociedad, mientras que otros lugares de sensibilidades locales diferentes, tienen una percepción también diferente.
Entonces la madurez es algo relativo, en ociolandia ver a cada rato el facebook y mujeres en bikini no es pérdida de tiempo, eso es vida.
Dejando de un lado las bromas: a comienzo del siglo pasado, al menos en el Perú aquellos que dejaban su juguete ya eran un brazo más que podía traer el pan a la casa. Es decir, no tenían adolescencia, uno se hacia adulto ni bien dejaba la niñez, a eso de los 13 o 14 años. Y aún sigue siendo así en los estratos más bajos. (Continuará)

domingo, 22 de noviembre de 2009

Antrofilia y Antrología: Una Introducción


Me atribuyo con mucho orgullo, el desmérito de haber puesto en el tan saturado vocabulario terminológico, el neologismo Antrología, un título burlesco que puse en un álbum de mi hi5, aduciendo a mi carrera y sus integrantes, perdón, sus estudiantes.
Al comienzo me dijeron “te comiste la “lo” ”, y tenia que explicarles que Antrología no tiene nada de comido, y es una especialidad de la Antropología (según yo) que estudia los antros, las chupas, las chelas y su explicación y relación con la cultura. Me replicaron, hoscamente, que no somos una sarta de borrachos, (hic) que tomaremos un poquito (hic) pero no es para que este hablando sandeces de una carrera tan interesante (hic) y además tan… tan… tan… salud payaso (hic).
Pues bien, sia l comienzo me burlaba de los borrachos de una facultad especifica, de una universidad especifica y de una zona también especifica, no quiero que confundan el designo, porque no es mi intensión ni me prepongo hablar mal de mi carrera, ni de todo los que no pasaron por el bautizo cachimbal (ese, donde como fiel y buen antropólogo defensor de las tradiciones, cumple con el rito de paso y se emborracha en su fiesta de cachimbo). Yo quiero aquí, hacer antropología de la vida cotidiana (Lluis Duch opra), ver desde la óptica antropológica las borracheras, juergas con amanecida y demás cochinadas que hacemos, bueno, que hacíamos los estudiantes durante aquellos años.
Y tomemos el toro por las astas: Antrología proviene de las palabras griegas Antro (covacha, nido) y Logía (estudio), estudio de los antros y covachas donde se pierde el cerebro triunfador, ese que casi se descalabra para ingresar a la universidad, no escribo bromas. Por lo demás el Antrólogo, tiene que hacer observación participante, es decir meterse de lleno a las juergas y entablar conversaciones de donde pueda obtener información sobre el porqué de las chupas. Una labor muy difícil y delicada, eso hace que esta carrera se ennoblezca. Reitero mi seriedad.
Por su parte, el antrófilo es el actor, el individuo en estudio, aquel que sin saber o sabiendo es parte de un minucioso desciframiento antropológico. El antrólogo, para lograr su investigación tiene que ser además atrófilo temporal, y es recomendable que no se vicie: el trago mata las penas, pero también al cuerpo, lo dicen mis prematuros achaques.
Para ser antrólogo uno tiene que ser curioso, saber ordenar sus ideas y sobre todo saber escribir y recordar mientras esta borracho. No hay más que hacer. El resto es pura creatividad, como en cualquier carrera.
Para al antropología que se imparte en las aulas, la antrología es una bastarda, no merecedora de de entrar al campus como rama. Los antropólogos de saco y cartón, no ven a la antrofilia (el amor a los antros) como un sistema cultural, capaz de ser estudiado científicamente, sino ams bien, ven las partes de éste diseminados en diferentes ritos y pasajes en el cual el licor esté presente; un gran ejemplo es verlo en los estudios etnográficos como componentes de las mesadas andinas, no como un fin en si mismo.
Así pues, di esta pequeña introducción a la antrología y la antrofilia, recalcado que también estudio otras cosas, pues me es un deber hacerlo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

entrada: el dilema posmoderno

Este es el primer post que voy a escribir y lo hare sin gana, por que sin pasión me vi obligado a crear mi cuenta.
Me presento: soy antropólogo recién salido del cascarón, obsesionado con crear una idea, o una corriente de ideas que trasciendan, con objetos de hacer un mundo mas entendible (la verdad creo que más me interesa ser famoso XD compréndanme, acabo de salir de mi adolescencia... o creo soy adolescente tardío... no sé), ya que hasta ahora no le hayo razón a nada, y constantemente le encuentro peros a todo lo que dice ser racional (en el sentido freudiano de la palabra). Esto se debe a que soy posmoderno.
La palabra posmodernismo no es algo concreto, está mas bien como flotando a la deriva como una especie de nave espacial mal acorazada, pero avanza, no sabemos a donde pero sigue avanzando. Y es que esta nave, en la cual se prenden muchos ideologos, considera como absoluta la inexistencia de la verdad absoluta, es decir... ¿me entiendes lucas? se contradice a si misma.

Preo bueno, no podemos generalizar, seria injusto sabiendo que la relatividad si es general (me apoyo en Eintein y el 4% conocido de la materia que conforma el universo), entonces la ciencia es tan relativa como un prejuiicio. pero no. Me abstengo a criticcar duro a la ciencia y al razonamiento lógico. ¿Como diablos vamos a avanzar si no tenemos, al menos, un punto de apoyo con el cual movernos? todos razonamos, aunque a nuestra manera, equivocándonos, u obteniendo resultados diferentes.... Pero todo es tan realtivo al moeento de decir por ejemplo: ud. debe hacer esto,, usted debe escribir así, y chacajuá. Todo pues, todo lo que tiene que ver con la ética y al moralidad, podría ser de otra forma. Cuando juzgamos un hecho social, una acción individual, estamos apoyándonos en la ética (incluido los DDHH). Miren sino la historia, acciones y juicios según la cultura y creencias de sus épocas, transformaciones constantes a veces por caprichos de reyes o linajes, justicia según las circunstancias globales o ideológicas. Lo que estamos viviendo ahora, los preceptos que rigen nuestra ética y nuestra justicia son de nuestro tiempo y un día se acabarán, como dice Foucault, serán borrados como el mar borra las huellas en la Arena. ¿tendría entonces sentido seguir luchando y buscando justicia?

Me voy a preparar una torta. sayonara